la deforestacion

martes, 25 de noviembre de 2008

Deforestacion en guatemala

Las concesiones forestales a las comunidades ayudan a evitar la deforestación en Guatemala

Oscar René Oliva . GuatemalaLuis Alejandro Mejía, gerente de desarrollo para América Latina de la organización conservacionista internacional Rainforest Alliance, explicó a Efe que las concesiones administradas bajo la norma de certificación del Consejo de Manejo forestal han sufrido menos incendios y deforestación en comparación con las zonas protegidas dentro de la RBM en Petén. La RBM, creada por el gobierno de Guatemala en 1990, tiene una extensión de dos millones de hectáreas rica en biodiversidad y es hogar de cientos de especies de animales, incluyendo jaguares, venados y pavos ocelados. La Rainforest Alliance ha certificado unas 500.000 hectáreas que han sido dadas en concesión por el gobierno a 12 comunidades y dos entidades privadas desde 2002. Según Mejía, para alcanzar los estándares de la certificación, las comunidades y compañías en los bosques de la Reserva crean planes de prevención y control de incendios, y mejoran las condiciones de trabajo y vida de los empleados, lo cual evita conflictos sociales. Los estándares incluyen los derechos de los grupos indígenas, los trabajadores, la conservación de la biodiversidad, la protección especial a los bosques de alto valor y una serie de criterios ambientales, sociales y económicos. Un estudio realizado por Rainforest Alliance (Alianza para Bosques), con sede en Nueva York (EE.UU.), revela que en 2007 los incendios sólo afectaron el 0,1 por ciento de las concesiones forestales certificadas, frente al 6,5 por ciento perjudicadas en 1998. Sin embargo, un 7 por ciento de las áreas protegidas sufrieron daños por los incendios en 2007, mientras que en 1998 fue el 20 por ciento, detalla el estudio. Según la Alianza para Bosques, el promedio de deforestación entre 2002 y 2007 de bosques certificados y que están en concesión, también ha sido 20 veces más bajo que el porcentaje registrado dentro de las zonas protegidas, en donde la extracción de madera está prohibida. La institución, pionera en el uso de una estrategia de mercado con la conservación de bosques, asegura que los incentivos económicos son la clave para la protección de la biodiversidad y detener la deforestación. Mejía sostiene que las comunidades que tienen bosques en concesión en la RBM, en el departamento norteño de Petén, fronterizo con México y Belice, administran las tierras con responsabilidad. Explicó que los resultados del estudio demostraron que el manejo responsable de los bosques resultó en una mejor conservación y las comunidades tienen una manera alternativa de subsistir en lugar de eliminar los árboles para agricultura o ganadería. Mejía dijo que Guatemala ha sido el país pionero en Centroamérica en contar con certificación forestal, que también permite a las comunidades exportar productos con el sello de la institución. En marzo pasado fueron certificadas por la Alianza para Bosques 175.000 hectáreas de la palma de xate que están dentro del área de concesión en la RBM, donde la organización trabaja desde hace once años. Según Mejía, las hojas de xate, que son utilizadas para arreglos florales, son exportadas a Texas (EE.UU.), lo cual deja unos 8.000 dólares semanales (5.333 euros) a las comunidades. El cuidado sostenible de los bosques ha hecho florecer varios negocios y ha mejorado la calidad de vida de la población porque se ha incrementado la demanda de madera certificada y productos no maderables. Durante 2007, el sector de productos forestales en la región creó 2.500 empleos y las ventas por madera certificada sobrepasaron los 5 millones de dólares (3,3 millones de euros), de acuerdo con el estudio. Mejía sostiene que Guatemala, en donde cada año la deforestación alcanza las 70.000 hectáreas y la reforestación apenas 11.000, tiene un gran potencial para trabajar el manejo sostenible de los bosques para su conservación. "La decisión del Estado en dar tierras en concesiones ha sido trascendental" porque las certificaciones son el "modelo para conservar los bosques". dijo. Mejía informó de que varios países, entre ellos Brasil, ya están aplicando el modelo guatemalteco de la concesión, y ya en 2007 la Rainforest Alliance le certificó un millón de hectáreas.

lunes, 24 de noviembre de 2008

La deforestcion afecta a Australia


La deforestación amenaza a Australia

La deforestación se ha convertido en una poderosa amenaza para la biodiversidad en Australia, donde 3.000 ecosistemas desaparecerán en poco tiempo, amenazando la vida de más de 1.000 especies animales y vegetales, según la estimación recogida en The Australian Terrestrial Biodiversity Assessment 2002.
Este informe es la primera evaluación integral de la biodiversidad terrestre del citado país y proporciona la información necesaria para el conocimiento y la comprensión de ésta, fundamental para su gestión.
La investigación constata que ninguna parte de Australia escapa a la amenaza de la deforestación. La transformación progresiva de la superficie forestal en zona de pastos para el ganado y la utilización comercial de los bosques constituyen la causa fundamental de la deforestación.
En los últimos años se han extinguido 22 especies de mamíferos, entre ellas los bandicoots y los wallabies.
El informe constituye una llamada de atención para reforzar los esfuerzos que en la actualidad se realizan para preservar el medio ambiente en el país.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Cambios climaticos en argentina

El cambio climático y la deforestación en Argentina

Más allá de las consecuencias del cambio climático continúa el avance de la frontera agrícola en varias provincias argentinas. Además, se otorgan permisos de tala de bosques y cultivo de manera imprudente.


Deforestación, incremento en las precipitaciones, concentración de cultivos forman parte, entre otras variables, del mismo problema: la relación entre un modelo económico sustentable y el cuidado del ambiente y los recursos naturales. Detrás de la frontera agrícola existen poblaciones que viven de lo que produce el bosque, como harina de algarrobo, goma o miel orgánica. La Dirección de bosques calcula que de cada 70.000 hectáreas arrasadas, se echan de su lugar autóctono a 400 personas.

Qué costo tiene la pérdida de los bosques nativos? ¿Cómo se mide la pérdida de la biodiversidad? ¿Cuáles son las consecuencias del mal uso del suelo? Según datos de la Convención contra la Desertificación de las Naciones Unidas, que en marzo de este año realizó su quinta reunión anual en Buenos Aires, el 70 por ciento de los 5.200 millones de hectáreas de tierras áridas utilizadas en todo el mundo para la agricultura ya están degradadas, con una pérdida estimada en 42.000 millones de dólares por año.
“La problemática del cambio climático impacta directamente en la degradación de las tierras, generando sequías, falta de productividad, aumento de la salinidad, erosión hídrica y eólica”, asegura Octavio Pérez Pardo, director de Conservación del suelo y lucha contra la desertificación de la Secretaría de ambiente y desarrollo sustentable de la Nación.
Las eventuales consecuencias del cambio climático no son ajenas al modelo agrícola extendido en todo el territorio nacional y a la forma en que se utiliza el suelo. “El 50 por ciento de los suelos cultivados sufrirá procesos de salinización y desertificación y habrá una menor productividad en cultivos y carnes, amenazando la seguridad alimentaria en varias regiones. Los fenómenos ambientales y las catástrofes (inundaciones, tornados, sequías) serán casos más recurrentes y de aparición permanente en un país que prácticamente no las tenía”, afirma Walter Pengue, investigador del Grupo de ecología del paisaje y medio ambiente de la Universidad de Buenos Aires. Para el especialista, esta situación se explica por un proceso de “pampeanización”, es decir, la importación de un modelo tecnológico sobre un territorio que no es pampa, como ocurre en la zona chaqueña.
A partir de ese proceso, la frontera de la agricultura industrial está llegando a zonas de bosques nativos. Según datos de la Dirección de bosques de la Secretaría de ambiente, en el período 1998-2002 se desforestaron aproximadamente 920.000 hectáreas. El responsable de esa dependencia pública, Jorge Menéndez, indicó que en el período 2002-2006 las provincias de Salta y Santiago del Estero duplicaron sus áreas deforestadas. “Actualmente se desmontan por año 230.000 hectáreas de bosques nativos, es decir, el primer dique natural contra las inundaciones”, explica Menéndez. “Cuando llueve, los montes frenan las lluvias y sólo llega una parte a la tierra. Si se saca el monte, no hay ningún freno. En Santa Fe decían que el problema de las inundaciones tenía que ver con que el paredón de contención era bajo. Pero se van a cansar de levantar el paredón. Todos los desmontes que se están produciendo en la cuenca del Chaco y Santiago del Estero tienen consecuencias sobre Santa Fe”, destaca Pérez Pardo.
La práctica habitual de la deforestación implica primero el desmonte y luego la quema de los residuos dejados por las topadoras. “La quema produce la liberación de dióxido de carbono, y como ya no hay bosques desaparece la posibilidad natural de absorberlo y purificar el ambiente con oxígeno”, explica Pengue. Argentina aprobó la Convención de cambio climático de las Naciones Unidas (1994), por lo que se comprometió a “promover y apoyar con su cooperación la conservación y el reforzamiento de los sumideros y depósitos de todos los gases de efecto invernadero. Es decir, los bosques”. Actualmente, el Senado de la Nación tiene en seis comisiones diferentes un proyecto de Ley de presupuestos mínimos para la defensa de bosques nativos, que ya cuenta con media sanción de la Cámara de Diputados.
“El eje del proyecto es el ordenamiento del territorio, es decir, que cada provincia determine cuáles son los bosques que pueden tocarse y cuáles no. El primer argumento de las provincias del norte para oponerse a este proyecto es que la normativa invade jurisdicciones locales. Nosotros consideramos que los bosques no reconocen límites geopolíticos y que el Estado Nacional debe reglar el desmonte”, indica Natalia Machain, coordinadora de Política ambiental y conservación de la Fundación ambiente y recursos naturales. Para Menéndez, todos los bosques que se desforestan se destinan al cultivo de soja por especulación inmobiliaria. “El valor de una hectárea desforestada en alguna provincia del norte vale cerca de 1.400 dólares, mientras que en el noroeste de Córdoba, sur de Santa Fe, o en la ciudad de Rojas y Pergamino esa misma hectárea cotiza a 13.000 dólares. La realidad es que no se hacen los estudios correspondientes y se dan permisos de tala y cultivo de manera imprudente”, asegura.
Deforestación, incremento en las precipitaciones, concentración de cultivos forman parte, entre otras variables, del mismo problema: la relación entre un modelo económico sustentable y el cuidado del ambiente y los recursos naturales. Detrás de la frontera agrícola existen poblaciones que viven de lo que produce el bosque, como harina de algarrobo, goma o miel orgánica. La Dirección de bosques calcula que de cada 70.000 hectáreas arrasadas, se echan de su lugar autóctono a 400 personas.

La deforestacion en argentina

La deforestación en un punto crítico


La tremenda tasa de transformación de nuestros bosques nativos en el norte de Argentina para la ampliación de la superficie agrícola, no tiene precedentes en la historia. De no mediar acciones inmediatas por parte del Estado Nacional y de las provincias involucradas, en poco tiempo más perderemos superficies importantes e irremplazables de nuestro patrimonio natural.

La deforestación es la destrucción a gran escala de los bosques por la acción humana. Millones de hectáreas se degradan o destruyen anualmente. Éstas son taladas o quemadas, aproximadamente el equivalente a la superficie de un campo de fútbol cada dos segundos. Actualmente la tala continua ha reducido la superficie cubierta por los bosques a una cantidad estimada a 40 millones de km² de los cuales 12 millones son bosques abiertos.
La deforestación no tiene que ver solamente con la pérdida de árboles. También tiene un gran impacto sobre el ambiente. Muchas criaturas vivientes dependen de los árboles por lo que, cuando desaparecen los árboles, igualmente desaparecen los animales. Se pierden medicinas y materiales potencialmente valiosas, lo mismo que el agua y el aire limpios. Sufren las personas indígenas y, eventualmente, también las economías nacionales. El futuro de las personas y de los bosques están interconectados.
La deforestación no es lo mismo que la degradación forestal, que consiste en una reducción de la calidad del bosque. Ambos procesos están vinculados y provocan diversos problemas. Pueden producir la erosión del suelo y la desestabilización de las capas freáticas, lo que a su vez favorece las inundaciones o sequías. Reducen la biodiversidad, lo que resulta sobre todo significativo en los bosques tropicales, que albergan buena parte de la biodiversidad del mundo.
De los bosques no solo obtenemos una serie de bienes y servicios indispensables para la supervivencia del ser humano: alimentos vegetales y animales, maderas, medicamentos y muchos productos más. Los bosques juegan un papel fundamental en la regulación climática, el mantenimiento de las fuentes y caudales de agua y la conservación de los suelos. Por ello, las selvas y demás bosques son posiblemente el patrimonio natural más importante pero también el más amenazado y depredado por la mano del hombre.
Los planes de gobiernos latinoamericanos contra la tala indiscriminada han logrado avances, pero todavía chocan con fuertes intereses económicos.
Nunca antes América Latina se luchó tanto contra la deforestación como hoy, afirman expertos y gobiernos. Pero la tala en la región aumentó hasta constituirse en la más alta del mundo.
Hubo un aumento de los precios internacionales de productos como la soja, lo que impulsó la ocupación de zonas boscosas especialmente en Bolivia, Brasil y Paraguay.
La deforestación ya es uno de los principales problemas en Argentina, admiten incluso los más conservadores, y parece acelerarse cada vez más. Las consecuencias sociales, económicas, climáticas y hasta estratégicas, son de una dimensión considerable.
Desde décadas atrás, los ecosistemas forestales vienen absorbiendo el apremio del hombre, como consecuencia de la extracción de madera para distintas aplicaciones. Claro está que tal propensión se ha potenciado en los últimos años debido al avance de la frontera agrícola, llegando así a nuestros días, en que la situación exige soluciones impostergables.
Según datos de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, entre 1998 y 2002 se perdieron casi ochocientas mil hectáreas de bosques. En los cuatro años siguientes el problema se agravó: se deforestaron un millón cien mil hectáreas. Esto significa que en ocho años el país perdió el diez por ciento de su superficie forestada, y que se destruyen casi mil hectáreas de bosque por día. Además, el crecimiento del ritmo anual de la tala en la Argentina es seis veces más alto que el promedio mundial.
En el mundo, la tasa anual de deforestación ronda el 0,23%, mientras que en el África es del 0,78%. En Sudamérica, la tasa pasó del 0,44% en 1999 y 2000 al 0,50% entre el 2000 y el 2005. La Argentina está por encima de la media continental: 0,85%, con extremos como Misiones (1,33%), Santiago del Estero (1,18%) y Santa Fe (0,95%).
La tremenda tasa de transformación de nuestros bosques nativos en el norte de Argentina para la ampliación de la superficie agrícola, no tiene precedentes en la historia. De no mediar acciones inmediatas por parte del Estado Nacional y de las provincias involucradas, en poco tiempo más perderemos irremediablemente superficies importantes e irremplazables de nuestro patrimonio natural.
Se sabe que todos los tipos de bosque del país están sometidos a una descomunal presión de desmonte para sustituirlos por cultivos anuales, especialmente oleaginosos y granos gruesos en general, la producción de agrocombustibles, la ganadería extensiva extrapampeana y en mucha menor medida, plantaciones.
El uso de los recursos debe tener un carácter ordenado y sustentable, involucrando a que participen a las comunidades locales. Proteger muestras representativas de cada ecosistema, utilizar responsablemente los recursos naturales y restaurar los bosques y selvas, destruidos y degradados, es lo que se propone para lograr corregir los usos de la tierra que están afectando las últimas grandes reservas naturales.
Por suerte en Argentina, la presión ciudadana y la creación de un fondo de compensación monetaria fueron determinantes en la sanción de una ley nacional que suspende la tala de bosques nativos en Argentina hasta que cada provincia ordene su territorio y defina áreas intocables y de desarrollo. Esta ley fue sancionada a fines de noviembre del año 2007.

Por un año las provincias no podrán otorgar permisos de tala, y si se atrasan con el ordenamiento territorial -cuyas estrictas pautas se establecieron en el marco de la ley-, la suspensión se prolongará.
El proyecto era muy resistido por legisladores de provincias del norte del país, como Salta, Misiones, Chaco y Santiago del Estero, que defienden el derecho de intervenir en los bosques, inclusive en áreas de reservas naturales o en las que viven pueblos originarios que se abastecen de los recursos de la selva.
El ordenamiento territorial al que están obligados los gobiernos provinciales debe fijar tres categorías de protección: roja para bosques de muy alto valor de conservación que serán intangibles, amarillo para los que toleren un manejo sustentable, y verde para los que se puedan transformar total o parcialmente.
El ordenamiento debe ser aprobado por la legislatura provincial para que la Secretaría de Ambiente de la Nación levante el embargo. A partir de entonces, cada interesado en explotar recursos boscosos deberá presentar a la autoridad competente del distrito un estudio de impacto ambiental.
La norma reconoce los servicios ambientales que brindan los bosques, como la conservación de la biodiversidad, del suelo y de la calidad del agua, la regulación hídrica y la fijación de gases de efecto invernadero, como el carbono.
Para compensar la pérdida de actividad que implicaría para las provincias el cese de las deforestación, los legisladores aprobaron el Fondo Nacional para el Enriquecimiento y la Conservación de Bosques Nativos, que se repartirá en 70 por ciento para los propietarios de tierras boscosas y el resto a programas de conservación provinciales.
La protección del bosque nativo no es una mera demanda ecologista, postmoderna o de atrasados que no ven el progreso. Pretende en cambio ayudar a mantener los incontables servicios ambientales involucrados y resguardar los recursos, para el aprovechamiento integral de las generaciones actuales y futuras.

Deforestacion en el brasil

La deforestación se triplica en la Amazonía brasileña



La superficie de bosque destruida durante agosto de 2008 es tres veces superior que la de ese mismo mes de 2007 al 30 septiembre 2008

España — El Instituto Nacional Brasileño de Investigación Espacial (INPE) ha confirmado que la deforestación amazónica ha aumentado de nuevo. Después del retroceso de la superficie de bosque amazónico destruido durante julio, en agosto se ha multiplicado por tres la deforestación respecto al mismo mes del año pasado. La industria ganadera es la principal causa de la deforestación en la zona.
De acuerdo al sistema de monitoreo a tiempo real, DETER, 756 kilómetros cuadrados han sido destruidos en ese periodo, tres veces más que los 230 kilómetros cuadrados registrados en agosto del pasado año.
“Desafortunadamente, no son noticias nuevas. Hace unos meses, Greenpeace ya alertó de que se estaba produciendo un incremento de la tasa de deforestación. Ahora los datos que el INPE ha hecho públicos lo han confirmado” explica Paulo Adario, director de la campaña de Amazonia en Greenpeace Brasil.La tendencia de los últimos cuatro meses se repite. Pará es de nuevo el estado donde tiene lugar la cifra más alta de deforestación, con 435 kilómetros cuadrados. Le siguen Mato Grosso, con 229 kilómetros cuadrados. La deforestación en el mes de agosto tuvo lugar en aquellos municipios donde la cabaña ganadera es mayor.
Según Greenpeace, el incremento de la deforestación está ligado a la reducción de los sistemas de control en los últimos meses. Para evidenciar este hecho, Greenpeace realizó una transmisión en directo de imágenes de la quema de los bosques y deforestación para concienciar sobre este problema. Además documentó los últimos incendios dentro y cerca de las áreas protegidas a lo largo de la carretera BR 163 en Pará y también en Mato Grosso. Con esto, se concluye que es el escaso gobierno de la región lo que posibilita la destrucción del bosque primario más grande del mundo.El reciente incremento de la deforestación coincide con las medidas de los gobernadores de los estados amazónicos, liderados por Blario Maggi, para reducir las medidas para combatir la deforestación del Gobierno brasileño, como recortar los créditos y financiar a quienes destruyen los bosques.“Necesitamos un cambio en las políticas financieras que dan fondos o invierten en actividades destructivas y comiencen a invertir en actividades responsables, que mantienen el bosque permanente. Es posible parar la deforestación para el año 2015 si asociamos el desarrollo económico de la región con la protección forestal”, añade Adario.El ministro de Medio Ambiente, Carlos Minc, hizo público el pasado lunes un listado de los 100 mayores destructores forestales, de los cuales el INCRA (Instituto de Colonización y Reforma Agraria) es uno de los principales. Greenpeace ya denunció a INCRA y su conexión con la deforestación e industria maderera en agosto de 2007.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

QUE OCASIONA LA DEFORESTACION

Causas directas de la deforestación








Las amenazas al bosqueLa deforestación


En todo el mundo, los árboles gigantes del bosque pluvial están amenazados no solamente por el corte directo sino también por los incendios, la contaminación y otros factores.
Durante miles de años, los humanos han estado jugando un papel cada vez más importante en la deforestación. A través de la historia, un imperio tras otro han cortado bosques para construir sus barcos y viviendas, y como combustible. Una vez que han sido devastados, esos bosques no se han recuperado en mil años o más, y algunos nunca se recuperarán -- como en partes del Mediterráneo, el Medio Oriente y Gran Bretaña.
La deforestación global se ha acelerado dramáticamente en décadas recientes. Los bosques tropicales de América del Sur y del Sudeste de Asia están siendo cortados y quemados a una tasa alarmante para usos agrícolas, tanto en pequeña como en gran escala, desde enormes plantaciones de palmera aceitera hasta la agricultura de susistencia de "tumba y quema". Los fuegos que se inician para estos propósitos frecuentemente arden fuera de control. La llamada "Bruma" en el Sudeste de Asia durante 1997 y otros años fue el resultado de extensos incendios forestales que ardían sin control en los bosques afectados por la sequía.
La idea de deforestación crea imágenes de áreas desnudas. Por esto, cuando alguien ve una fotografía de áreas "altamente deforestadas" en partes de los trópicos, ellas se sorprenden al ver que todavía quedan muchos árboles ahí. De hecho, no parecen estar deforestadas. La razón de ello es que por lo menos el 10 por ciento del terreno es cubierto por las copas de los árboles; si el porcentaje de bosque cae por debajo del 10 por ciento, las áreas tropicales son consideradas deforestadas.
Pero que existan algunos árboles no significa que el bosque no haya sufrido daños. Cualquier reducción del bosque es un problema para su ecosistema. La deforestación ocurre cuando los bosques son convertidos en granjas para alimentos o cultivos comerciales o usadas para criar ganado. También la tala de árboles para uso comercial o para combustible lleva a la destrucción de los bosques.




Los suburbios han crecido a expensas de los bosques, y ahora los árboles están confinados a pequeños parches entre los campos de cultivo, los caminos y las edificaciones.
La deforestación no tiene que ver solamente con la pérdida de árboles. También tiene un gran impacto sobre el ambiente. Muchas criaturas vivientes dependen de los árboles por lo que, cuando desaparecen los árboles, igualmente desaparecen los animales (biodiversidad disminuida). Se pierden medicinas y materiales potencialmente valiosas, lo mismo que el agua y el aire limpios. Sufren las personas indígeneas y, eventualmente, también las economías nacionales. El futuro de las personas y de los bosques están interconectados.
Los árboles también almacenan agua y luego la liberan hacia la atmósfera (este proceso es llamado transpiración). Este ciclo del agua es parte importante del ecosistema debido a que muchas plantas y animales dependen del agua que los árboles ayudan a almacenar. Cuando se cortan los árboles, nada puede retener el agua, lo que conduce a un clima más seco. La pérdida de árboles también causa erosión debido a que no hay raíces que retengan el suelo, y las partículas de suelo entonces son arrastradas hacia los lagos y ríos, matando los animales en el agua.

martes, 18 de noviembre de 2008

LA DEFORESTACION






Deforestación

La deforestación es el proceso de desaparición de los bosques o masas forestales, fundamentalmente causada por la actividad humana, tala o quema de árboles accidental o provocada. Está directamente causada por la acción del hombre sobre la naturaleza, principalmente debido a las talas realizadas por la industria maderera, así como para la obtención de suelo para la agricultura.
En los países más desarrollados se producen otras agresiones, como la lluvia ácida, que comprometen la supervivencia de los bosques, situación que se pretende controlar mediante la exigencia de requisitos de calidad para los combustibles, como la limitación del contenido de azufre.
En los países menos desarrollados las masas boscosas se reducen año tras año, mientras que en los países industrializados se están recuperando debido a las presiones sociales, reconvirtiéndose los bosques en atractivos turísticos y lugares de esparcimiento.
Mientras que la tala de árboles de la pluviselva tropical ha atraído más atención, los bosques secos tropicales se están perdiendo en una tasa substancialmente mayor, sobre todo como resultado de las técnicas utilizadas de tala y quema para ser reemplazadas por cultivos. La pérdida de biodiversidad se correlaciona generalmente con la tala de árboles.







Consecuencias de la deforestación
Sin embargo, debe tenerse en cuenta que las deforestaciones forman bosques, con el paso de muchas décadas y en algunos casos siglos, constituyendo el bio-sistema óptimo de aprovechamiento de la luz solar.
Una de las consecuencias importantes de la deforestación, fundamentalmente provocada por la creación de nuevos espacios agrícolas, es que muchas se realizan en lugares que son fundamentales para el desarrollo de algunas especies en peligro de extinción, o únicas en ese dicho lugar y, muchas veces, los mismos bosques donde se tala son una importante fuente hídrica.
Otra consecuencia de la deforestación es la desaparición de sumideros de dióxido de carbono, reduciéndose la capacidad del medio de absorber las inmensas cantidades de este gas causante del efecto invernadero, y agravando el problema del calentamiento global.
Como medida de contención, diversos organismos internacionales proponen la reforestación, medida parcialmente aceptada por los movimientos ecologistas, al entender éstos que en la repoblación debe considerarse no sólo la eliminación del dióxido de carbono sino, además, la biodiversidad de la zona a repoblar.
Al producir la tala o la quema desaparece el efecto esponja que producen los mismos, los ríos van alterando sus regímenes y esto perjudica al hombre que los utiliza para riego, energía y abastecimiento de agua potable a las ciudades. Favorece el lavado de los suelos durante las precipitaciones, los sedimentos que arrastra van a parar a los ríos y acortan la vida de costosísimas obras; por ejemplo, cuando se depositan en los embalses hidroeléctricos. Además, rellenan los pantanos y los cauces de los ríos, lo que favorece su desborde ocasionando graves inundaciones.
Se modifica el clima del lugar; al resto de la selva o bosque le queda menor capacidad para retener la humedad, lo que provoca un clima menos húmedo que perjudica a los cultivos para los cuales fueron talados los árboles.




Los riesgos de la deforestación

La preservación del medio ambiente requiere la adopción de estrategias para evitar desastres y preservar los recursos disponibles, como es evidente en el caso de los bosques nativos.Según datos de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, entre 1998 y 2002 se perdieron casi ochocientas mil hectáreas de bosques. En los cuatro años siguientes el problema se agravó: se deforestaron un millón cien mil hectáreas. Esto significa que en ocho años el país perdió el diez por ciento de su superficie forestada, y que se destruyen casi mil hectáreas de bosque por día. Además, el crecimiento del ritmo anual de la tala en la Argentina es seis veces más alto que el promedio mundial.Este arrasamiento de los bosques naturales causa una serie de efectos negativos, que deterioran el clima, las corrientes de los ríos, la calidad de las tierras y la diversidad de especies vegetales y animales. Este trastorno ecológico afecta a los pobladores de la zona de un modo directo, e indirectamente lesiona a toda la comunidad y compromete irresponsablemente a las futuras generaciones.A lo largo del siglo veinte, la indiferencia ante los bosques nativos dejó que se consumara una deforestación intensa e irracional. En la actualidad, persiste en el país tanto el afán destructivo como la desidia estatal. De un modo progresivo, velando por el futuro de nuestro entorno, es necesario que se protejan los bosques nativos y que se implemente una estrategia forestal sustentable.Según datos oficiales, se está registrando una fuerte disminución de bosques nativos, lo cual tiene diversos efectos negativos sobre el medio ambiente. Es necesario tener una política forestal sustentable

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